Como bien su nombre indica, la viticultura es también un arte. Y de la estrecha relación de esta disciplina con la enología pueden dar buena cuenta en Adegas Galegas; una bodega de la Denominación de Origen Rías Baixas que siempre ha apoyado decididamente las expresiones artísticas. A través de unos originales packagings y de singulares etiquetas pretenden rendir “un homenaje íntimo al talento del arte del vino”. Localizada en la subzona de Condado do Tea, la bodega fue fundada en el año 1995. Una de sus características diferenciadoras se puede comprobar en sus propios productos. “No nos limitamos únicamente a la elaboración de vinos de una subzona de la D.O. Rías Baixas. Precisamente el objetivo es conjugar la riqueza vitivinícola de O Rosal y Condado do Tea”, explican.
No en vano, parte de sus 57 hectáreas de viñedo se encuentran en Goián (O Rosal), donde se plantan los varietales albariño, treixadura, caíño blanco y loureira. Las fincas de Leira y A Bouza, en Condado do Tea, se componen principalmente de viñas de albariño. A esta singularidad en sus vinos de la D.O. Rías Baixas hay que sumar un original packaging que busca “ser en sí una obra de arte”, indican desde esta bodega. Es por ello que desde sus comienzos Adegas Galegas ha plasmado el arte en algunas de las etiquetas de sus vinos, “como el Veigadares, que son reproducciones de obras del pintor gallego Luis Alcántara. El resto siguen también esta línea artística”, detallan.
Fruto de esta fuerte apuesta por la cultura, el buque insignia de Adegas Galegas, el monovarietal D. Pedro de Soutomaior es el vino oficial del Museo de Arte Contemporánea (MARCO) de Vigo. Este 100% albariño de la subzona de Condado do Tea también es vino colaborador de diferentes galerías como la Bus Station Space de Santiago de Compostela.
Experiencia enoturística completa.
Pero la vinculación de Adegas Galegas con la historia y la cultura no finaliza aquí. Parte de sus instalaciones se ubican en el Pazo de Almuiña (Arbo), una casa señorial datada de 1665 que siempre ha estado marcada por su vocación agrícola. De hecho, su propio nombre Almuiña, de procedencia árabe Al-münya, significa vergel, e incluso en su derivación celta de –muin, que se refiere a la vid. Este pazo es el principal exponente del proyecto de enoturismo de Adegas Galegas. A través de sus muros, que cuentan con una bodega propia en la que se elabora exclusivamente el vino Veigadares, se ofrece una experiencia enoturística “prácticamente a la carta. Se pretende, asimismo, que el turista pueda tener una visita completa y, además de conocer las instalaciones de la bodega y sus viñedos, también se organizan actividades al aire libre en el entorno del Miño o sesiones de relax en los balnearios de la zona, así como comidas y cenas en el propio pazo”, indican. El visitante puede, además, alojarse en una de las 10 habitaciones ubicadas en esta casa señorial.
Amén de las hermosas vistas dibujadas por los viñedos, el río Miño y los paisajes de la vecina Portugal, el Pazo de Almuiña cuenta también con un patio interior presidido por un hermoso hórreo. Usado, a diferencia del resto, para el almacenamiento de lamprea, se trata de uno de los lugares que más llama la atención a los visitantes, ya que se encuentra dentro de la propia casa señorial y no en los terrenos colindantes. Los interesados en realizar una visita a esta bodega pueden solicitarlo a través del e-mail enoturismo@adegasgalegas.es o en los teléfonos 986 657 143/986 663 424. El horario de las reservas es de 09.00 a 18.00 horas.