Si algo nos ha enseñado la cuarentena, es la versatilidad inimaginada de nuestro hogar. No lo sabíamos, pero resulta que entre estas paredes tantas veces vistas puede suceder de todo. En tan solo dos meses, nuestra casa ha sido oficina, escuela, patio de recreo, gimnasio improvisado, restaurante, salón de belleza, escenario para las mejores coreografías de Tik Tok… ¡Un sinfín de lugares realmente geniales en los que pasar el tiempo!
Ahora que ya podemos reunirnos de nuevo con nuestros familiares y amigos, os proponemos una actividad muy divertida para realizar en casa: una cata de vinos casera.
A continuación os contamos cómo organizarla y os damos algunos consejos para que sea un éxito.
Empecemos por el principio. Una cata de vino consiste en analizar el producto a nivel sensorial, teniendo en cuenta, principalmente, tres aspectos: análisis visual, análisis olfativo y análisis en boca.
La primera fase, la visual, nos servirá para determinar la edad del vino y su tipo de elaboración. En ella debemos valorar aspectos como el color, la transparencia, la lágrima o la efervescencia. Encontrarás más información en nuestro artículo Cata con los cinco sentidos: la vista.
La segunda fase, la olfativa, consiste en asociar unos aromas propios de los vinos a los olores característicos del universo vegetal, frutal o herbal, así como a otros aromas que forman parte de nuestro entorno habitual. El objetivo no es otro que hacer más fácil la identificación de estos olores, facilitar la explicación de las fragancias más complejas y poder ir, poco a poco, más allá de “me gusta ese vino”. Te lo contamos todo en nuestro artículo Cata con los cinco sentidos: el olfato.
Por último, en la tercera fase, nos centraremos en el gusto. En este caso debemos analizar las sensaciones que percibimos en boca: acidez, dulzor, cuerpo, equilibrio, astringencia…
A modo de guía, puedes consultar la ficha de cata de nuestro Albariño Rías Baixas.
La plena atención es fundamental para una cata. No se trata simplemente de probar: debemos analizar meticulosamente el vino poniendo todos nuestros sentidos al servicio de la cata. Para ello, debemos seguir los siguientes pasos:
Ahora que ya tenemos claro qué aspectos debemos analizar del vino (y en qué orden), vamos a ponernos manos a la obra para organizar nuestra cata casera.
En primer lugar, debemos elegir qué vinos formarán parte de nuestra cata.
Lo cierto es que las opciones son tantas como vinos hay disponibles en el mercado. Nosotros recomendamos basar la cata en un tema concreto, pues puede ayudar a centrar la atención de los invitados y conducir la velada.
Por ejemplo, podemos hacer una cata de vinos con diferentes marcas de una Denominación de Origen concreta; vinos de una región más amplia; varios vinos de una variedad de uva específica; vinos según añada; e incluso una selección de vinos de diferentes partes del mundo.
Una cata a ciegas requiere de una mayor experiencia y conocimientos enológicos, pero también puede resultar muy divertida.
Recomendamos que cada invitado traiga una botella de vino. Así, todos conocerán uno de los vinos, lo cual puede sumar un punto de emoción a la cata. Además, de esta forma, se reparte el coste de la misma. Las botellas se envuelven en papel de aluminio y, teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente, estamos listos para afrontar y disfrutar de nuestra cata de vinos a ciegas.