La emisión del programa Julia en la Onda desde la sede del CRDO Rías Baixas en Pontevedra nos dio la oportunidad de hablar brevemente con Elisa Beni, riojana de nacimiento, que se declara firme defensora de la cultura del vino, que define como culto y sexy. ¿Cuál ha sido su experiencia en Galicia? Hacía dos años que no venía a Galicia pero mis grandes recuerdos de estas tierras son de mi adolescencia, con 14 y 15 años cuando venía en verano y Semana Santa y lo recuerdo con mucho cariño. Tanto en Sanxenxo como en A Meixida, en Ribeira, donde veraneaba, había entonces muy pocos turistas. Era un sitio precioso y la gente, muy acogedora y familiar. Ahora he visto Pontevedra y está preciosa, limpísima, es una ciudad dinámica, viva, con los niños jugando en la calle, me ha gustado mucho. ¿Y la experiencia gastronómica? Siempre ha sido estupenda. Ayer probé un pulpo gratinado en el restaurante La Casa de las 5 puertas en Pontevedra y me pareció una mezcla de texturas sencillamente espléndida, una delicia. Por no hablar de los vinos que probamos… los veo mucho más elaborados, más profesionales, lejos ya de aquel vino de la casa que recordaba de pequeña. Quizá los Rías Baixas siguen siendo poco conocidos fuera de Galicia en la variedad matices que he podido descubrir aquí, que no siempre están a nuestro alcance fuera de Galicia y que me ha sorprendido gratamente. ¿Cuál es su relación con el mundo del vino? Tomo vino todos los días y soy de Logroño… para mi el vino es un placer y como todos los placeres debe ser dosificado, por eso no entiendo que pueda confundirse el consumo del vino con la búsqueda de la ebriedad o el consumo masivo de alcohol. Ese tipo de actividades no liga bien con el vino. En mi tierra siempre hemos salido a tomar vinos, y eso nada tiene que ver con la cultura del botellón pero probablemente el vino es algo que llega con la edad. Yo he nacido en una tierra intrísecamente unida al vino, no solo en la parte económica, si no también cultural y por tanto nunca lo podré ver como algo malo, es consunstancial a nosotros. El vino es culto y es sexy; el simple hecho llegar a mi casa, poner una ópera y servirme un vino es el maridaje de elementos excepcionales para el espíritu, yo entiendo así el vino. Pero en consumo del vino sigue cayendo en España… Creo que hay que dejarse de pacaterías, de querer cortar todo consumo de alcohol entre nuestros jóvenes, eliminando algo tan natural como el consumo de un vaso de vino en tu casa con tus padres. Manejado con naturalidad, forma parte de nuestra cultura. Pero parece que para evitar la embriaguez tenemos que dejar de consumir hasta el vino. En la lucha contra el botellón parece que todos los adolescentes tienen que ser abstemios, que es algo completamente falso. Por eso creo que deberíamos volver a la cultura de la naturalidad en el vino y que los jóvenes aprendieran a manejarlo en su casa con sus padres. Te han definido como todoterreno, pero si tuvieras que escoger uno de los medios, ¿con cual te quedarías? Son muy distintos, lo ideal sería estar en todos… La televisión es un medio brutal, su impacto es enorme en el público; sin embargo es un medio de brocha gorda, que no te permite más que dar pinceladas, sin afinar, no puedes matizar y la diferencia está muchas veces ahí, en el matiz. La radio sí es un medio de matices, te permite trasmitir el pensamiento de una forma mucho más elaborada y te deja más satisfecha. Y en cuanto a escribir… siempre da posibilidades de profundización pero actualmente está muy devaluada en prensa general. Por eso ahora yo estoy desarrollando una vocación mía de siempre, que es la escritura de ficción y estoy con una novela, que es una forma de escribir que me resulta más gratificante porque es muy creativa y te permite ser tú en todo momento. ¿Y cómo ves el papel de la mujer en los medios de comunicación? Con 23 años fui directora de un periódico y el 90% de los trabajadores en ese momento eran hombres y mayores que yo. Luego fui directora de emisoras de la Cadena SER y éramos cinco mujeres ocupando estos puestos en toda España. En ese sentido sí es verdad que he vivido en un mundo que era más de hombres. Y ahora me dices, ¿eso ha cambiado? Ha cambiado en las redacciones, en el periodismo de a pie sí. Ahora hay muchas mujeres en las redacciones pero el mundo de los directivos sigue siendo muy de hombres. Una tiene la sensación de que el techo de cristal de las mujeres sigue estando ahí, aunque parezca un mundo más abierto. Hay pocas mujeres que siguen llegando arriba. Actualmente no hay una mujer que dirija actualmente un diario nacional y no es porque no haya mujeres válidas. Por eso soy partidaria de que haya una cierta imposición de mujeres en los puestos directivos, de la discriminación positiva. Los hombres tienden a elegir a hombres y de alguna manera hay que imponerles que tienen que pensar en alguna mujer, porque tienen muchas muy válidas y valiosas, que muchas veces no se plantean para esos puestos. En dos palabras dinos… Tu arma secreta en un debate: la convicción, creo en lo que digo, y la pasión con que trasmito esas ideas. Tu maestro… He tenido la suerte de trabajar al lado de gente muy buena, de cada uno vas viendo cosas, puntos fuertes… cuando llegué a la Cadena Ser comencé a trabajar con Luis Rodríguez Olivares, que ha sido de los grandes de la radio, sobre todo porque nos tocó una época de atentados terribles en Madrid. Y Luís era un hombre que trasmitía calma, capaz de infundirte tranquilidad en tu trabajo, era genial trabajar con él. Hacía coberturas magníficas de temas muy duros. Una propuesta de relax… muchísimas cosas, leer, la música, ir a la opera, la jardinería, un paisaje bonito… un spa. Yo voy al gimnasio por las mañanas y luego el spa es mi momento de relax.