El pasado mes de noviembre tuve la oportunidad de participar como jurado en uno de los certámenes que considero más interesantes y atractivos de cuantos se han promovido enla España vinícola recientemente, la Cata de la Añadas que organiza, de forma bienal, el CRDO Rías Baixas. Son ya más de 30 años como profesional del sector vitivinícola, y mi experiencia en todo este tiempo me ha permitido disfrutar de la evolución tan importante que nuestro sector ha vivido en términos cualitativos, y una parte básica de esta transformación ha estado basada en la viticultura, en el carácter y personalidad de nuestras variedades.
Entre ellas, en mi opinión el Albariño ocupa un lugar muy destacado entre las variedades blancas, y es por ello y por su importante repercusión en los mercados nacionales e internacionales, que iniciativas como esta Cata de las Añadas o el Concurso Internacional Albariños al Mundo (permítanme la intromisión) quela UEC ha puesto en marcha recientemente, no hacen sino enriquecer y potenciar el conocimiento y valoración por los consumidores, de los diferentes estilos que pueden alcanzar sus vinos.
No es fácil transmitir en un país como el nuestro, acostumbrado a consumir los vinos blancos en su formato de vino joven, una realidad que en otros países como Francia o Alemania es un hecho indiscutible: los considerados grandes vinos blancos son aquellos que por su carácter son capaces no solo de aguantar sino también de mejorar con el paso del tiempo. Estos grandes vinos elaborados con variedades nobles comola Riesling, Chardonnay, o Gewurztraminer, al igual quela Albariño, esconden tras su juvenil perfil sensorial, un potencial de envejecimiento exclusivo de muy pocas variedades.
La Cata de las Añadas me volvió a demostrar, que ese potencial es cada vez más trabajado por las numerosas bodegas dela DO RíasBaixas, con un nivel medio de los vinos presentados que alcanzaron el notable en lo que a mis valoraciones personales se refiere. Todo un síntoma del buen trabajo que se está desarrollando a nivel tecnológico, donde la crianza en deposito sobre lías, esta demostrando un camino muy bien definido a seguir, y que animo también a trasladar al ámbito comercial, no solo a nivel nacional sino también internacional.
Sin ningún lugar a dudas,la Albariñoes una imagen de marca de incuestionable valor, pero su proyección futura como varietal dependerá en buena medida, del hecho de dar a conocer a todos los consumidores, y en particular en los principales mercados exportadores, la amplitud de los estilos sensoriales y cualitativos que puede desarrollar.