Elaborar vinos de la calidad y el prestigio que tienen las bodegas de la Denominación de Origen Rías Baixas es un trabajo duro que se extiende a lo largo de todo el año. Nuestros viticultores y nuestras bodegas se emplean a fondo en el cuidado de dos productos vivos; las viñas y el propio vino, y cada momento del año tiene su importancia en el objetivo común: Conseguir un vino de la mayor calidad y en la cantidad que cada bodega se marca como objetivo.
Por eso el proceso de elaboración del vino y el cuidado de las cepas son tareas que se extienden durante los 365 días del año. Y la poda es una de las tareas clave del cuidado de las viñas que se realizan en invierno.
Así, mientras todavía disfrutamos de la cosecha de 2019 y ansiando probar la de 2020, nuestras vides se preparan para dar lo mejor de sí mismas este esperanzador 2021.Pero para entender la poda es necesario entender mínimamente cuáles son las partes de la vid y su función.
La raíz: Como en todas las plantas, absorbe y suministra el agua y los nutrientes del terreno. También almacena estos nutrientes para que la vid sobreviva en invierno.
La cepa es el tronco de la vid y su apoyo en la tierra. Durante el invierno almacena las sustancias de reserva y cuando está en actividad conduce la savia y el agua entre la raíz y los brazos.
Los brazos o ramas parten de la cepa y alimentan el resto de la vid, hasta las hojas y los racimos.
Los pulgares son la parte de los brazos de la que nacen los sarmientos.
Los sarmientos son las ramas que la vid produce cada año. Los sarmientos que normalmente producen racimos son los que crecen de una yema o brote surgido el año anterior, en el punto de unión de las hojas a los sarmientos. Por eso estudiar las yemas y seleccionarlas es clave en la poda.
Pitones y cargadores: Son dos tipos de sarmientos que se mantienen tras la poda; unos (cargadores) para facilitar la producción de racimos y los otros, (pitones) para generar la madera sobre la que se desarrollarán las yemas de los años siguientes.
Las hojas nacen en espiral en los sarmientos y alimentan la planta casi en exclusiva a partir de la primavera a través de la fotosíntesis. Es importante que reciban suficiente exposición al sol
Junto a las hojas surgen los zarcillos, que son las ramas que la vid utiliza para trepar y sostenerse.
Las flores surgen en los sarmientos junto con las hojas y zarcillos. Las flores de la vid son hermafroditas y cuando se polinizan dan lugar a inflorescencias, que luego se convierten en racimos.
La poda es una fase fundamental en el cuidado de la viña e imprescindible para conseguir una buena cosecha. ¿Por qué? Porque permite sanear la vid y rejuvenecer las cepas pero también equilibrar la producción de hojas y racimos, tan necesaria en la posterior fase de brotación de las viñas y la producción de uva. Una poda correcta es el primer paso para obtener una buena vendimia e incluso, para facilitarla.
Formación: La llamada poda de formación se realiza sobre todo en vides jóvenes o recién plantadas y sirve para dar forma y definir el crecimiento de la cepa, enfocada a lograr la máxima eficiencia del cultivo.
Renovación: La poda sirve para rejuvenecer las cepas viejas.
Limitar las yemas: Es necesario mantener las más productivas e intentar equilibrar la producción de sarmientos para conseguir los mejores racimos y optimizar su distribución.
Distribución de los pitones y cargadores, para equilibrar la producción de racimos y de madera, de modo que se asegure la producción de uva del año siguiente y la producción futura de la cepa.
La llegada del invierno es sinónimo de poda en la Denominación de Origen Rías Baixas. Es importante no empezarla hasta que llega el invierno porque es entonces cuando se detiene el estado vegetativo y las cepas están en reposo invernal o durmientes. Es en ese momento cuando los cortes de ramas se pueden hacer sin comprometer la vida de la planta y el momento de eliminar los sarmientos de la temporada anterior y los restos de maderas de años anteriores.
Por norma general, la poda de invierno no debe realizarse en cualquier momento del invierno, especialmente en los últimos años en los que se han hecho más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos.
Tal y como ya nos contó Beatriz Castiñeiras, hay que tener en cuenta la temperatura y si el tiempo está seco o húmedo. Su recomendación es retrasar todo lo que se pueda la poda y realizarla en tiempo seco, sin olvidar que cuanto más tarde se haga la poda, más tardarán en empezar a brotar nuestras viñas.
Para empezar debemos estar seguros de que el invierno meteorológico ha llegado, aunque este año cumplió con los plazos del calendario y las nevadas abundantes y generalizadas en buena parte de España nos confirman que las vides están en fase de reposo. De hecho, muchos de nuestros viticultores han empezado las tareas de poda o se preparan para ello, pero en otras bodegas seguramente se optará por esperar y ver qué tiempo tendremos en las próximas semanas.
Como ya sabes la Denominación de Origen Rías Baixas está compuesta por 5 subzonas: Condado do Tea, O Rosal, O Salnés, Ribeira do Ulla y Soutomaior. Todas gozan de un clima atlántico de influencia marítima que garantiza una estabilidad en las temperaturas y las precipitaciones, pero la situación de cada una de ellas y dentro de ellas, la ubicación de las parcelas vitivinícolas, hace que muy probablemente, no todas coincidan en el tiempo. Porque además, la orografía también influye y por eso es recomendable dejar para última etapa del invierno las cepas situadas en hondonadas o vaguadas.
Y es que para podar las vides debe hacer frío pero no demasiado. Para empezar, porque con las heladas, la madera es más quebradiza y la poda puede astillar las ramas o sarmientos que queríamos conservar. Además, si las vides recién podadas se exponen a temperaturas bajo cero tardarán más en cicatrizar, y el riesgo de que desarrollen enfermedades de la madera se multiplica. En general, las cepas más jóvenes de menos de 3 años, son más vulnerables al frío de las heladas.
Es por esto que este año, con las nevadas que se han generalizado en toda España, la poda empezará en la mayor parte de las zonas vitivinícolas a partir de ahora. La nieve asegura una buena hidratación de los terrenos y evita la proliferación de insectos y hongos, pero tras la poda, y como ya hemos visto, las heladas continuadas pueden ser fatales.
Siempre se recomienda realizar la poda con tiempo seco y sin niebla, para evitar que la excesiva humedad provoque la entrada de enfermedades de la madera en la planta, a través de los cortes realizados en la vid, las llamadas heridas de la poda. Estas enfermedades pueden comprometer el desarrollo de la planta y el futuro de la bodega y por eso en épocas húmedas se recomiendan más las sustancias cicatrizantes y fungicidas que suelen aplicarse a los cortes más grandes.
Por el mismo motivo, los cortes en la vid deben realizarse con la inclinación adecuada, de modo que las ramas puedan escurrir bien el lloro y el agua de futuras precipitaciones. Por ejemplo en los grandes cortes, de ramas de mayor calibre, el corte es preferible que sea totalmente vertical.
Y una vez metidos en la tarea, ¿cómo se realiza la poda? En buena parte de nuestras bodegas, la poda se realiza a mano, con tijeras de poda, y en varios días o fases, en función de los intereses del productor y de las características de cada parcela. La poda se planifica dependiendo mucho de los intereses o estrategia del productor, de la variedad de cultivo y del potencial de la cepa, de su edad, etc. Pero hay una serie de recomendaciones generales a todas las parcelas:
Podar siempre antes las vides afectadas por alguna enfermedad u hongo, evitar depositar sus restos sobre el terreno y quemarlos cuanto antes para evitar contagios.
Utilizar tijeras de poda bien afiladas para hacer cortes limpios, y limpias. Es importante desinfectarlas con alcohol o lejía antes de cambiar de cepa.
Buscar el equilibrio entre sarmientos para conseguir que las hojas reciban la insolación necesaria que asegure la fotosíntesis y la alimentación adecuada de la vid y que los racimos puedan recibir la luz y aireación necesarias para su desarrollo óptimo.
Y terminada la poda, ¿está todo hecho? Obviamente no. Una vez finalizada la poda, los viticultores de la Denominación de Origen Rías Baixas aplican sustancias cicatrizantes y fungicidas en los cortes más grandes y se emplean a fondo en distribuir y atar bien las ramas para asegurar un correcto desarrollo de la vid en la fase vegetativa. Será además el tiempo de preparar la tierra para aportar lo necesario antes de la brotación primaveral y abonar, también con los restos de la poda.
Además de la poda de invierno y como te contamos al principio, el cuidado de las vides para obtener unos vinos de calidad como los que se producen en la Denominación de Origen Rías Baixas exige una implicación prácticamente diaria. Y nuestros viticultores permanecen atentos a todos los avances de sus cepas.
Así que mientras disfrutamos de nuestros grandes vinos de la Denominación de Origen Rías Baixas, ¿qué tal si alzamos las copas y brindamos por nuestros viticultores y nuestras bodegas y su gran trabajo?