Para elaborar un vino de calidad es fundamental la materia prima. Bien lo saben los viticultores y bodegueros de la Denominación de Origen Rías Baixas, que consideran los trabajos de mantenimiento de la vid fundamentales para garantizar la recogida de excelente materia prima.
Para los responsables de campo los procesos después de la vendimia son importantes, especialmente en aquellas parcelas que hayan tenido algún problema fitosanitario, bien sea con ataques de hongos o insectos. En estos casos será recomendable repetir tratamientos fitosanitarios adaptados al problema en cuestión para reforzar a la planta antes de la parada invernal. Y es que durante el invierno siguen los trabajos de viticultura con tareas de poda, que se harán normalmente entre noviembre y diciembre, dependiendo de las parcelas y las subzonas.
Después de la poda se procederá al atado de la cepa. Coincidiendo con estos trabajos también se acostumbra a realizar tratamientos de fertilización y abonado, que se acometerán en función de los resultados que ofrezcan las analíticas de suelo, que normalmente se habrán realizado en noviembre para conocer el estado del sustrato. Estos análisis ayudan a determinar cuáles son los nutrientes necesarios para cada parcela. En el caso de que se utilice abono orgánico, este se echará entre noviembre y diciembre, para que las lluvias lo vayan disolviendo. Si las necesidades son de abono mineral, no se hará hasta marzo.
Además, algunas bodegas acometen procesos de fertilización soluble mediante goteo, en base a estudios anuales en parcela, sin olvidar airear el suelo.