Con motivo de su 25 aniversario me invitaron a participar en una de las cenas maridajes dentro de los eventos que la D.O. Rías Baixas organiza en Madrid con distintas cocinas del mundo en 25 locales. Yo fui una de las afortunadas en poder participara en esta actividad!! Me dijeron, ¿quieres compartir una experiencia con el vino de Rías Baixas? Y, claro, no pude resistirme.
A mi me invitaron a participar el pasado 21 de mayo en una cena maridaje de vinos de Rías Baixas con gastronomía asiática. A las 9 h. me presenté en el Sushi Bar, donde me esperaban los coordinadores de la actividad y un grupo de mujeres periodistas. En un reservado de Sushi Bar, allí nos acompañó un sumiller que nos habló de la gran versatilidad de los vinos de Rías Baixas.
Como éramos unas profanas en la materia, el sumiller, Daniel Romero, nos hizo una cata básica del vino. Empezó por la fase visual, el color del vino, en este caso era el característico amarillo pajizo de los Rías Baixas. Además nos explico que los vinos blancos se miran en el fondo de la copa y que los vinos de Rías Baixas con el paso del tiempo van intensificando su color y se vuelven dorados. Luego tocó examinarnos con los olores: Madre mía que difícil! Romero nos dijo que los vinos de Rías Baixas tienen intensidad, porque no necesitas acercarte mucho la copa y, era cierto el aroma llegaba muy bien, sin necesidad de meter la nariz en la copa.
Luego ya empezó a hablar de los toques frutales, de estos vinos, que sí que se notaban, pero la verdad me resultaba muy difícil identificar los aromas, me refiero a ponerle el nombre de la fruta. Dificilísimo. Segunda fase superada!! Llegaba el más difícil todavía, algunas de mis compañeras de mesa dijeron que no querían hacer ruidos extraños, al igual que hacen muchos catadores. El sumiller nos explicó que era una cata sencilla y que no era necesario, pero sí nos pidió que pasáramos el vino por toda la boca. Lo que más llamó la atención era la acidez, tan propia –como bien nos dijo- de los vinos de Rías Baixas, también nos comentó que tienen toques frutales, por ejemplo a fruta verde como la manzana o también frutas con hueso, como el albaricoque. Esta parte me pareció dificilísima, la acidez fue fácil de detectar, y el sabor a fruta también, pero determinar qué frutas me pareció harina de otro costal!! Es verdad que cuando te bebes una copa de Rías Baixas te estás tomando fruta y que el paso por la boca no es agresivo, que es suave a pesar de que son vinos con una buena graduación 11º o 11,50º.
Fue toda una experiencia y surgieron las preguntas. La botella de vino era de la D.O. Rías Baixas y todos queríamos saber a qué marca pertenecían. Daniel Romero nos explicó que era un vino representativo de la D.O. Rías Baixas y que como era una actividad promocional que no tenía marca, sino el nombre de la denominación. Entonces, todos empezamos a hablar de las marcas de Rías Baixas que conocíamos por si era alguna de ellas. El sumiller aprovechó para hablarnos de las cinco subzonas que integran ese Consejo Regulador y de los vinos que acoge. Nosotros disfrutamos de un Rías Baixas Albariño, pero hay otros muchos tipos de vinos, como bien nos contaron, Rías Baixas Rosal, Condado, Barrica incluso están empezando a elaborar espumosos… Toda una sorpresa!!!
Luego llegaron los platos, cada cuál más bueno. Los entrantes fueron sashimi de vieiras, ensalada de algas y pepino con pulpo y tempura de langostinos con una salsa cremosa y un toque de vinagre de arroz. Todos ellos encajaban muy bien con el vino de Rías Baixas. Servido a una temperatura ideal, no demasiado frío para disfrutar de todos sus sabores y matices, como nos explicó el sumiller: “en un vino demasiado frío no se detectan los errores de elaboración”-dijo-. Luego seguimos con unas bandejas de sushi variado (de toro que es ventresca de atún, de sardina y anchoa, de pez mantequilla, de anguila asada, de salmón y sus huevas, y de waygu), realmente exquisitos con el vino, porque el plato no le quitaba protagonismo al Rías Baixas, ni al revés. Si la comida iba ‘in crescendo’ el atún rojo en tataki demostró que estos vinos y la comida japonesa son perfectos compañeros.
La buena compañía, la excelente comida, unos buenos vinos de Rías Baixas que nos iban animando nos permitieron ir arreglando el país mientras disfrutábamos de la tempura de verduras, que una vez más armonizaba a la perfección con los Rías Baixas. Recuerdos de vacaciones en Galicia, de su gastronomía de sus vinos y ,otra vez vuelta a la eterna pregunta:¿cuál será esta marca? Parecíamos Sherlock Holmes, digo parecíamos porque finalmente no conseguimos nada… Disfrutamos mucho y tuvimos la oportunidad de compartir una experiencia Rías Baixas que estoy segura se repetirá para ver quién descubre la marca del vino de Rías Baixas con el que compartimos tan buenos momentos. Todo un reto!!!