En muchos viñedos, la herramienta más avanzada que ha entrado es quizá una tijera de poda. No es el caso de los que la bodega Noelia Bebelia posee en la subzona de Soutomaior, puesto que esta bodega se caracteriza por sacar todo el rendimiento posible a las nuevas tecnologías para buscar una viticultura excelente. Se trata de analizar conjuntamente una gran cantidad de datos obtenidos del viñedo para que todo el proceso se desarrolle bajo criterios científicos. El propio inicio de esta bodega de la Denominación de Origen Rías Baixas, en 2010, se fundamentó en esa premisa. Noelia Calvar y Simón Barcia, sus propietarios, estudiaron a fondo la subzona para escoger la parcela más favorable para las futuras vides. Dieron con ella en el alto de A Candán, un monte de orientación sur en la montañosa ladera del río Verdugo.
Son tres hectáreas sobre las que plantaron 6.000 cepas de albariño, siguiendo siempre los consejos de destacados enólogos e investigadores de entes como el CSIC, el departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Vigo o la Estación de Viticultura y Enología de Leiro. Cada detalle, hasta las características más inadvertidas de los portainjertos o la orientación de las filas, se analizó de manera científica. La brújula de Noelia Bebelia estuvo así siempre orientada a obtener un Albariño Rías Baixas digno de la fama y consideración que desde siempre han tenido los vinos de Soutomaior.
La utilización de la tecnología en Noelia Bebelia podría considerarse obsesiva o incluso un esnobismo. Pero no es así. Toda la infraestructura técnica está puesta al servicio de la viticultura. Nada sobra, todo tiene una función y responde a las necesidades del proyecto, pionero a nivel mundial. Y sin incurrir en una inversión excesiva, puesto que son utilidades para la captación y análisis de datos desarrolladas por Google, muy manejables y al alcance de cualquiera.
El seguimiento de las viñas es exhaustivo. Cada cepa cuenta con un código QR que permite recoger información precisa y tomar luego las decisiones más oportunas para lograr una uva de máxima calidad. Por ejemplo, el sistema permite registrar durante la campaña si se produjeron corrimientos de fruto por exceso de vigor en una planta, dando un aviso al viticultor en el momento de su poda para poder atajar el problema. Como la utilización de todos los parámetros orienta cada paso, Noelia Bebelia puede permitirse una viticultura en verde muy intensiva sin perjudicar a la planta y, a la vez, sostenible. El abonado, los trabajos de poda, los despuntes, el deshojado, la prevendimia, el aclareo de racimos o los controles de maduración se guían por los datos que aporta el sistema. La gran ventaja de todo ello se sitúa justo en la siguiente fase de elaboración del vino. Contar con una uva en perfecto estado de maduración y óptimas condiciones sanitarias permite prevenir alteraciones del mosto o del vino en bodega, así como reducir la cantidad de sulfuroso a utilizar. Noelia Bebelia prensa directamente la uva, sin un despalillado, estrujado o maceración previa. El mosto fermenta a temperatura controlada, dando paso a un envejecimiento sobre lías. Si algo es constante en el proceso de vinificación, es la calma, la paciencia, la expectativa de que el tiempo haga su trabajo. Eso sí, prestando siempre la máxima atención y cuidado a todo lo que suceda para garantizar la calidad. La bodega tiene gran confianza en la capacidad de envejecimiento de sus vinos. En ellos buscan que aflore la personalidad del ‘terroir’ de Soutomaior. Y, de hecho, están comprobado cómo su Albariño Rías Baixas tiene unas excelentes aptitudes para la guarda. Este año saldrá al mercado la tercera añada de Noelia Bebelia. Un paso más en la maduración de un proyecto de éxito que ha generado gran expectación desde el principio. Como muestra, la primera cosecha que salió al mercado, cinco años después de la creación de la bodega, el Noelia Bebelia Albariño 2014, agotó todas sus botellas en cuatro semanas. En conclusión, cuando se pone todo el esfuerzo y conocimiento, los resultados superan las expectativas.