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03 de febrero

El CSIC estudia la presencia de hongos en el aire y la existencia de razas con distintos niveles de agresividad en los viñedos gallegos

Colaboración de: Martínez, M.C.*; Santiago, J.L.; Alfonso Villaverde, V: Gago, P.; y Boso, S. *Misión Biológica de Galicia (CSIC)

Las condiciones climatológicas de Galicia, con alta humedad relativa y temperaturas suaves, favorecen el desarrollo de hongos, como los responsables del Mildiu y de la Podredumbre gris. El Oidio, aunque tiene menos importancia en Galicia, debido a las condiciones que necesita para su desarrollo, en años cálidos provoca también pérdidas considerables, sobre todo en algunas zonas del interior de Galicia (Ribeiro y Ribeira Sacra, principalmente), y sobre algunas variedades autóctonas especialmente sensibles a este hongo. Por otro lado, los tratamientos utilizados año tras año se vuelven cada vez menos eficaces y no presentan el resultado que se esperaba de ellos. El poder caracterizar y conocer la concentración de esporas de estos hongos, en cada zona vitícola en particular, y saber si realmente existen razas diferentes dentro de cada uno de ellos, con distintos niveles de agresividad, permitirá conocer el riesgo real de aparición de estas enfermedades y, por tanto, ayudaría a reducir el número de tratamientos fitosanitarios, o a aplicarlos de una forma más racional y eficaz. Esto contribuirá al aumento de la rentabilidad del cultivo (ahorro en productos fitosanitarios, disminución de pérdidas de cosecha), además de reducir el impacto ambiental. Con el objetivo de encontrar respuesta a las cuestiones planteadas, el grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) inició en 2012 un proyecto que cubre el estudio de estos aspectos y que está íntegramente financiado por la Fundación Juana de Vega.

  Durante el pasado año 2012, se recogieron esporas de cada uno de estos hongos en el aire, a partir de captadores de esporas, instalados en diferentes viñedos gallegos (D.O. Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra, Monterrey y Valdeorras) en los que se cultivaban las variedades mayoritarias de cada zona (Albariño, Treixadura, Mencía, Dona Branca y Godello). Posteriormente, se realizaron estudios de microscopia y de ADN. Además, en cada una de las zonas vitícolas, se disponía de una estación agroclimática que recogía datos climáticos (temperatura del suelo y del aire, precipitación, humedad relativa, etc.). Los primeros resultados indicaron que el hongo responsable de la Botrytis fue el que presentó la mayor concentración de esporas en el aire, seguido del Oidio y del Mildiu. Monterrei y Ribeira Sacra fueron las áreas donde se alcanzaron los niveles más altos, sobre todo en primavera y a finales de verano. Además, se observó cómo determinadas condiciones climáticas favorecen una mayor incidencia de estos hongos en las variedades, e incluso se observó que dentro de un mismo viñedo, según la orografía del terreno, había una gran diferencia en la concentración de esporas de los distintos hongos. Se ha visto también que, en general, se producía una mayor concentración de esporas en las zonas más elevadas del aire, que en las más bajas, lo que significa que las plantas establecidas en sistemas de conducción más altos (emparrado, cordón alto), se verían más expuestas al hongo, que las que se encuentran en conducciones más bajas. Otra de las observaciones más destacables fue que el aumento de la presencia de esporas de Botrytis parecía estar relacionado con la disminución de las de Mildiu, lo que nos ha hecho sospechar de la existencia de un cierto antagonismo entre ambos tipos de hongos. Por otra parte, los estudios de ADN y microscopía, desvelaron la existencia de diferentes razas en algunos de los patógenos analizados: dos en el caso de la Botrytis (una de ellas presente en las cinco zonas estudiadas y la otra solo en Rías Baixas), una en el del Oidio y varias razas en el caso del Mildiu. El siguiente paso de la investigación versa sobre el estudio de la agresividad de cada una de las diferentes razas aisladas, en las cinco variedades. Este estudio se lleva a cabo en laboratorio e invernadero, mediante inoculación artificial.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido financiado íntegramente por la Fundación Juana de Vega. Cuenta, asimismo, con la colaboración de Bodegas Terras Gauda (D.O. Rías Baixas), Adegas Moure (D.O. Ribeira Sacra), Virxen de Galir (D.O. Valdeorras), Pazo Casanova (D.O. Ribeiro), y un viticultor particular (Félix Estévez Cisterna, D.O. Monterrei). Han participado como técnicos de apoyo Mª Soledad Taboada, Iván González y Elena Zubiaurre.