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Nuestra historia

Existe una teoría que indica que los monjes de Cluny llevaron la uva Albariño al monasterio de Armenteira (en la comarca pontevedresa de O Salnés) en el siglo XII y que desde allí su cultivo se extendió al resto de Galicia y norte de Portugal. El río Umia está considerado como el padre del Albariño, pues en sus riberas se cultiva la vid y se produce este vino desde la Edad Media. Actualmente esta hipótesis se considera una mera leyenda, ya que es bien sabido que el Albariño es una variedad autóctona propia del Sur de Galicia. Otra creencia más reciente apunta que el Albariño es una uva blanca que pudo haber viajado ya desde Centroeuropa posiblemente con las migraciones de los pueblos germanos desde el siglo V (suevos y visigodos). Se asentó históricamente en el noroeste coincidiendo con las fronteras de la antigua Gallaecia. Dejando a un lado las leyendas, lo que sí podemos afirmar con rotundidad es que la variedad lleva más de mil años cultivándose en el territorio de las Rías Baixas y, dadas sus características, se encuentra perfectamente adaptada a las condiciones de clima e insolación que le ofrece este territorio.

Desde los monjes cistercienses a la nobleza

No obstante, nadie discute que los monjes cistercienses llegados a Galicia por el Camino de Santiago, o bien acompañando a la dinastía de Borgoña venida a Galicia en el siglo XII, con motivo de la boda de Raimundo de Borgoña con la reina Doña Urraca, fueron los encargados de enseñarnos a cuidar las variedades aquí asentadas y a extraer de ellas su máxima expresión.

Los vinos blancos, más refinados, se conservan en los monasterios hasta el siglo XVIII con la Desamortización de Mendizábal. Este fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII por Godoy (1798) consistente en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar, en poder de las llamadas “manos muertas”, las órdenes religiosas, que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos.

Será pues, a partir de esta fecha cuando estos vinos empiecen a cultivarse en las fincas de los pazos o casas grandes gallegas. Los nobles eran entonces los únicos que podían destinar sus tierras a cultivar unas variedades y elaborar unos vinos más refinados. Ello era debido a que carecían de problemas económicos y, por tanto, no estaban condicionados a destinar sus tierras al cultivo de productos de autoconsumo.

La profesionalización de la vitivinicultura en las Rías Baixas

No será hasta la mitad del siglo XX cuando la variedad Albariño se extienda por todo el territorio. Probablemente se vería condicionada por el abandono o cambio de propiedad de los viñedos, así como por el conocimiento y fama que empezaron a adquirir los vinos.

El mayor reconocimiento de estas variedades y vinos se obtiene a partir de la década de 1980, con la puesta en funcionamiento de la Denominación de Origen Rías Baixas y de su Consejo Regulador, que supo prestigiarlos y trasladar a los consumidores su extraordinaria calidad.

La creación de la DO Rías Baixas

La Denominación de Origen Rías Baixas, comienza su breve historia en el año 1980. En este año es reconocida en el B.O.E del 11 de Octubre la Denominación Específica Albariño. El 30 de Abril de 1984, se aprueba el reglamento de la Denominación de Origen Específica Albariño y su Consejo Regulador.

Debido a necesidades de adaptación de la legislación española a la comunitaria, la Consellería de Agricultura, en una orden del 17 de marzo de 1988, reconoce con carácter provisional la Denominación de Origen Rías Baixas, y por orden del 4 de Julio del mismo año se aprueba el reglamento de la Denominación de Origen Rías Baixas y de su Consejo Regulador. La Orden Ministerial del 28 de Julio de 1988 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ratifica esta Denominación de Origen.

Una DO en constante evolución

Esa evolución también se refleja en la ampliación de las subzonas. En 1988 la Denominación de Origen Rías Baixas constaba de 3 subzonas, perfectamente individualizadas, en la provincia de Pontevedra: Val do Salnés, Condado do Tea y O Rosal. En Octubre de 1996 se incorporó Soutomaior, mientras que en Mayo de 2000 se amplía a la Ribeira do Ulla.