¿Puede influir el clima en el sabor y calidad del vino? Así es. Influye y mucho. El clima es un factor fundamental que determina el crecimiento y condiciones de la vid y los nutrientes de la uva antes de ser vendimiada. Y todo ello se traslada al vino.
No es lo mismo un vino elaborado con la misma variedad de uva cultivada en España, que en Alemania o Rusia, al igual que no es lo mismo un vino Albariño Rías Baixas que uno elaborado con uva Albariño en cualquier otro lugar del mundo, ya que las condiciones atmosféricas tan singulares que se dan en esta zona del sur de Galicia y su terroir lo convierten en un vino único. Es el territorio en el que la uva Albariño logra su máxima expresión.
De hecho, ¿cuáles son las principales diferencias entre cultivar la vid en un entorno con clima cálido o frío?
Climas cálidos: propician el crecimiento de uvas menos ácidas y más dulces.
Climas fríos: elevan los niveles de acidez de la uva a la vez que reducen los de azúcar.
En el caso de los vinos Rías Baixas, la unión entre clima atlántico y variedades de uvas autóctonas, como las Albariño, Loureira, Caíño o Treixadura, por citar sólo algunas de las variedades con las que se elaboran los vinos Rías Baixas, confieren un aspecto diferenciador a estos vinos, aunque con matices según la subzona en la que se hayan cultivado: Val do Salnés, O Rosal, Soutomaior, Condado do Tea o Ribeira do Ulla.
El clima en las Rías Baixas está profundamente influenciado por el océano Atlántico. Si bien existen diferencias entre sus subzonas, encontrando así ligeras variaciones en cuanto a niveles de temperatura y humedad entre las zonas situadas más al sur del Condado do Tea y O Rosal, más cálidas y secas, y las zonas situadas más al norte, como la subzona de Ribeira do Ulla con temperaturas más moderadas y de mayores precipitaciones del norte, que en general se traducen en diferentes momentos de maduración, siendo por lo general más tardías en las zonas del norte.
El clima marca la cosecha de unas uvas de mayor o menor madurez, y dotará a los vinos Rías Baixas de una acidez muy característica. Asimismo, la conjunción entre clima y tipo de uva da lugar a unos vinos con mayor acidez (pH bajo) y un grado alcohólico más equilibrado. Además, existen otras características, como la frescura o el sabor ligero con aroma frutal, que definen a los vinos Rías Baixas.
Existen tres elementos determinantes en el clima de las Rías Baixas que influyen de manera directa en el desarrollo de la vid y en el producto final, el vino. Estos factores son:
Temperatura: Afecta a la acidez y nivel de azúcar.
Lluvia: Afecta al crecimiento de la uva.
Luz: Afecta al nivel de azúcar y graduación alcohólica.
La temperatura es sin duda el elemento más importante en el crecimiento de la vid, ya que se necesita un largo periodo de temperaturas medias para que la maduración de la uva sea óptima. Pero, ¿cómo se adapta la vid a lo largo del año a las diferentes temperaturas?
En invierno la vid es capaz de sobrevivir a bajas temperaturas, resistiendo incluso temperaturas bajo cero y heladas, ya que la fase vegetativa ha finalizado, y la vid está en hibernación. Podría incluso sobrevivir a una nevada y conseguir un aporte hídrico extra que la tierra absorberá y administrará en otros meses, cuando la cantidad de agua disponible sea menor.
Sin embargo, una fuerte helada en primavera puede acabar con un viñedo, ya que, una vez ha avanzado el proceso de brotación, la vid se vuelve más sensible a las temperaturas. En concreto, el frío puede afectar de forma negativa a las yemas, hojas y raíces. Sin embargo, las frías temperaturas también tienen su parte positiva, y es que eliminan de manera natural hongos e insectos que son más propensos a aparecer con temperaturas cálidas.
Durante la primavera, es decir, en el inicio de la fase vegetativa, la vid se aprovechará del contraste de temperaturas existente entre la noche y el día. De esta manera se consigue una maduración más lenta de la uva, lo que se traduce en unos vinos de mayor calidad.
La luz, entendida como luz solar y nunca artificial, es otro factor determinante en la calidad final del vino. A mayor cantidad y horas de sol, más dulce la uva. ¿En qué se traduce esto? En una mayor graduación alcohólica del vino.
En las Rías Baixas contamos con unas condiciones muy especiales que favorecen las horas de insolación para la uva (unas 2.223 horas de media al año).
La lluvia es un elemento de tanta importancia en el desarrollo de la vid y la calidad del vino que la abundancia o escasez de la misma podría impedir y retrasar o adelantar el proceso de vendimia.
Cuando la vid recibe una cantidad insuficiente de agua, puede producirse un retraso de la maduración o una disminución de su volumen
Cuando la vid recibe una cantidad de agua excesiva, la viña puede retrasar su proceso de maduración, reduciendo de manera drástica la cantidad de azúcar presente en las uvas y, en los casos más extremos, impidiendo la brotación. Además, el exceso de humedad favorece la proliferación de hongos y enfermedades de la vid.
En épocas invernales, el agua se almacena en el suelo y forma una reserva a la que la vid recurrirá poco a poco en momentos que necesite aporte hídrico y no llueva.
En primavera y verano, la lluvia es un factor clave en el crecimiento del tamaño de las uvas, aunque en su justa medida. Un verano repleto de precipitaciones propiciaría la aparición de agentes patógenos, como las temidas plagas. Los veranos han de ser moderadamente secos y cálidos, para que la uva alcance el grado óptimo de maduración antes de la vendimia.
Entonces, ¿la cantidad excesiva de lluvia puede suponer la destrucción de la cosecha? Efectivamente. Fuertes lluvias a pocos días de la vendimia podría incluso poner en peligro la cosecha y estropear las uvas, ya que la vid es muy sensible y absorbería una cantidad excesiva de agua, reduciendo la calidad de las uvas y modificando el sabor final del vino.
Afortunadamente, las Rías Baixas aportan de forma natural unas condiciones climáticas extraordinarias para el cultivo de las vides de nuestras especies autóctonas. Pero los enólogos y las bodegas viven muy pendientes del cielo para tomar decisiones cuando el tiempo no acompaña. De hecho, el clima es clave para decidir cuándo podar, cuándo aplicar tratamientos a la vid, cuándo deshojar y también, y especialmente, cuándo vendimiar. Y también tener siempre en la recámara planes B para reorientar los planes si las predicciones cambian.
Como ves, obtener vinos de la calidad que caracteriza a los vinos D.O. Rías Baixas es una labor compleja, que exige el máximo cuidado y estar al pie de la viña día tras día.